martes, 23 de febrero de 2010

Periodismo, la pasión inevitable

Cartón realizado por el autor en 1999 y que nunca había sido publicado,
pero que "adorna" la oficina de Recursos Humanos de Diario El Mundo


Entrar a la redacción de El Mundo es apasionante, contagioso, divertido... emocionante. Pisar la zona informativa del diario significa llegar a una dimensión donde el tiempo es impreciso, se trabaja con el pasado inmediato para un futuro que aun no se imprime, se trabaja en la elaboración de la historia, justo en el momento de hacer cosas que no cambiarán jamás.

Quizás por eso he visto que, sea cualquiera de las secciones en las que se trabaje, la pasión es la misma entre reporteros y editores, fijos o pasajeros. Acostumbrados ya, no vemos los nervios, no vemos la atención, nos concentramos en la palabra precisa, en la coma oportuna, en la ortografía que nos resulta a veces tan imperfecta en los dedos.

Si bien en 50 años los procesos han cambiado, la emoción es la misma, siempre la expectativa, siempre la búsqueda del dato, siempre la anécdota entre la noticia, la carcajada, la ocurrencia, la impotencia, la tristeza o el coraje. Diario El Mundo nos ha permitido, para quienes hemos tenido el privilegio de estar entre sus filas, liberar todas esas emociones que cada reportero, fotógrafo, editor o diseñador traemos a flor de piel para transmitirla con una frialdad que asusta a quien no se involucra en esta vocación, que más de uno califica como "equivocación".

Y lo de ser privilegiados no es una exageración. Entrar a la redacción es ingresar a un recinto que pocos lectores conocen y eso nos pone en un espacio único, ser los responsables de informar, de dar los datos precisos para que el lector tome una o varias decisiones, datos para lamentar o aprovechar, desde el estado del tiempo hasta convencer a un elector, desde descubrir una oferta en el súper hasta el drama que hace que muchos diarios terminen estrujados entre las manos del lector conmovido o iracundo por las injusticias.

La pasión permanece, es el combustible de esta especie de humanos que conseguimos informar, es nuestra materia prima antes que la noticia, es la energía que acumulamos cuando estamos en casa, es el principal motivo antes de salir a entrevistar, fotografiar, editar o escribir.

La vocación es amorosa, generosa, nos deja satisfechos y nos permite salir de la redacción entre sonrisas dando las buenas noches o buenos días de madrugada, con ese ruido industrial de fondo que viene desde las prensas, un ruido que parece ser el soundtrack de la vida del periodista.

Por eso, un festejo como el que vivimos en El Mundo por sus 50 años se magnifica, porque además de ser una celebración personal y empresarial, significa todo el esfuerzo que han dejado hombres y mujeres, para aquellos que no recuerdan el ocultamiento del sol, para quienes no vieron crecer a sus hijos, para quienes no saben lo que es una copa a las 9 de la noche, para quienes no saben lo que es despertar a las 9 de la mañana, para quienes se despertaron de madrugada preocupados por la certeza de su dato, para quienes les duele la espalda de estar sentados, para quien tiene que ampliar las dioptrías de sus lentes, para quien tiene piquetes en el hígado, para quienes esperan una nueva jornada de trabajo.

El diario que hoy tiene en sus manos es pasión inevitable de todos los días descargada ahora para una celebración, tiene en sus manos un resumen de juntas, de risas, de proyectos, de cambio de planes, de ideas, de largos ratos de escritura. Es la misma pasión, sólo que hoy está vestida de fiesta.

Texto publicado por El Mundo de Córdoba el 23 de febrero de 2010, a propósito de los 50 años del diario

Todas las secciones del 23 de febrero los puedes revisar en http://issuu.com/diarioelmundo

lunes, 1 de febrero de 2010

¿A dónde vamos?

¿Qué se tiene que hacer ahora? ¿A dónde va la violencia?.

Ya se ha hablado aquí de esa tendencia que toma el crimen organizado de aplicar medidas terroristas cuando se siente acosado, pero las cosas no se habían tornado tan amenazantes porque parece que ahora los ataques se realizan al azar...

Se sabe que el crimen organizado está muy bien informado, cuando lo desean ubican a las autoridades y se anticipan a la presencia de las autoridades, es complicado pensar que en los lamentables asesinatos de 18 personas, casi todos jóvenes, haya sido un error. O tuvieron "sus razones" o fue al azar.

Por las declaraciones de los padres de familia, que desafortunadamente no siempre tienen la información real sobre sus hijos, pareciera que efectivamente fue un error o un ataque insensible donde sin medir consecuencia arrasaron con la vida de jóvenes deportistas.

Tan lamentable como la otra masacre de la cual se habla menos, la de Torreón, Coahuila, donde hubo 10 muertos y 16 heridos en varios bares de la ciudad, tan dramático como la matanza de cinco personas en Sinaloa donde 3 fueron mujeres de entre 16 y 22 años. Tan preocupante como que en enero fueron 904 muertos relacionados con el llamado "crimen organizado".

Más muertos que en cualquiera de las guerras "activas" que padece el planeta. Muchos hombres en llamas (I y II, posts anteriores).

¿Entonces, hacia dónde se va esta violencia? ¿En qué clase de guerra estamos? ¿Quién es el enemigo que hace palidecer los crímenes de asesinos seriales como Ted Bundy, Jeffrey Dahmer y Andrei Chikatilo? ¿Quién nos cuida?... ¿Para qué pagamos impuestos?, cuestionó una de las madres que hoy lloran en Juárez.

¿Para qué?, si las autoridades federales, a quienes incumben estos crímenes ni siquiera se aplicaron a decir algo al respecto en las primeras 24 horas, si el presidente Calderón prefiere presumir logros contra la criminalidad en Japón, si el encargado de seguridad pública prefiere renunciar para ir a la alcaldía de Juárez por el PRI.

Y muy lamentable, por otro lado, que las autoridades se muevan rápido para investigar el atentado contra el futbolista Salvador Cabañas.

El gobierno del DF y el federal fueron ágiles en cerrar un negocio, en buscar a responsables, en hacer un retrato hablado y descubrir identidades, en bloquear cuentas bancarias, en vigilar horarios y aplicar sanciones...

Y si Cabañas no hubiera sido el goleador del América, si hubiera sido defensa central de Jaguares... y si Cabañas sólo hubiera sido un jugador amateur de Ciudad Juárez... y si sólo hubiera sido un estudiante o 18 jóvenes... ¿las autoridades habrían actuado igual?... ¿y si Cabañas hubiera sido alguno de tus hermanos, tú o yo?...